jueves, 28 de mayo de 2015

¿ROMANOS EN MEXICO?

Acerca de una medalla «romana» de Tatatila, México

Las monedas antiguas y medievales son uno de los indicadores arqueológicos más informativos acerca de la existencia de contactos intra e interculturales, debido a que en su mayoría tienen bien establecidas las fechas de acuñación, así como los periodos y las áreas básicas de circulación. Esto, a su vez, permite determinar en términos más precisos que con otros tipos de artefactos, la época y las culturas entre las que ocurrió alguna especie de comunicación. Sin embargo, en la polémica sobre los contactos transoceánicos precolombinos, el argumento numismático ha tenido un valor muy escaso. 

Excepto el llamado «penny vikingo» de Goddard, en el Estado de Maine, discutido por Bourque y Cox (1981), hasta el presente no se ha publicado ninguna otra pieza numismática del Viejo Mundo encontrada en contexto precolombino fidedigno. Aun más, Epstein (1980), en un extenso y sutil estudio sobre 40 casos de monedas antiguas y medievales del Viejo Mundo halladas en el continente americano, ha observado que 16 de los hallazgos examinados —o sea, el 40% del número total— tuvieron lugar después de la Segunda Guerra Mundial, lo cual coincide con el «boom» del coleccionismo de tales monedas en América y hace pensar más bien en una importación y extravío recientes. Semejante posibilidad tampoco ha sido descartada por Genovés (1972: 73-75) en su investigación sobre una moneda de Ptolomeo III o IV descubierta en 1939, durante ciertos trabajos de excavación en la vieja playa de Fort-de-France, Martinica. Hasta el presente, en México se conocen unos pocos hallazgos de objetos del Viejo Mundo de posible importación precolombina (Batres 1908, Mason 1951, Heine-Geldern 1961, García Payón 1961, Hristov y Genovés 1998a, 1998b, 1999, 2001, entre otros), pero ninguno de dichos datos tiene que ver con piezas numismáticas. Afinales de 1994, el arqueólogo Mario Navarrete, entonces director del Museo de Antropología en Jalapa, llamó la atención de Romeo Hristov sobre una medalla de bronce de apariencia romana, procedente del estado de Veracruz. 

La información disponible es, lamentablemente, incompleta y no del todo fiable; no obstante, esperamos que su publicación pueda resultar de cierto interés para los arqueólogos interesados en el problema de los contactos transoceánicos precolombinos. 

El hallazgo: procedencia y descripción 

En 1991 le fue ofrecida para su venta al Museo de Antropología de Jalapa una medalla de bronce, cuya factura y estilo hacían pensar en un posible origen romano. Según su propietario, dicha medalla se descubrió durante unas excavaciones no controladas en un asentamiento prehispánico, localizado en los alrededores del pueblo de Tatatila, Veracruz (Fig. 1; posiblemente se trata del asentamiento indicado en mapa por García Payón 1971: 507, 510). Debido a la falta de relación directa con las obras de arte prehispánico exhibidas en el museo, el curioso objeto no fue comprado, pero Mario Navarrete tomó algunas fotografías que publicamos aquí (Figs. 2 y 3). La descripción del objeto es la siguiente:
Anverso. -Cabeza del emperador Antonino Pío (138-161 d.C.) de perfil hacia la izquierda, con corona de laurel. La leyenda alrededor del retrato es: IMP CAES T AEL HADR AN-TONINVS AVG PIVS. Reverso. -Una figura masculina a caballo, avanzando hacia la derecha (probablemente representación del mismo emperador) y leyenda: PONT-MAX. Gráfila punteada alrededor de la figura del jinete. Diámetro: 47 mm.

Estado de conservación: regular. 

Según la opinión de Curtis Clay, experto en monedas romanas de Harlan Berk Ltd., Chicago (comunicación personal de Romeo H. Hristov 1996), la pieza en cuestión es muy similar a dos medallas de bronce del emperador Antonino Pío (Gnecchi 1968, Tavola 48: 1-2), aunque la considerable diferencia entre el diámetro promedio de estas últimas (36 mm) y el de la medalla de Tatatila (47 mm) y, ante todo, el lugar poco común donde se efectúo el hallazgo no excluyen la posibilidad de fraude. A partir de 1995, hemos intentado localizar en diversas ocasiones al propietario de la medalla con el fin de averiguar in situ las circunstancias del descubrimiento y hacer un examen directo del objeto, para aclarar las dudas con respecto a su autenticidad. Desafortunadamente, las notas que contenían su nombre y dirección habían sido extraviadas y los intentos mencionados no tuvieron éxito. 

Discusión y conclusiones 

Si hay algo seguro con respecto al hallazgo de Tatatila, es que éste no es —o por lo menos no lo es sobre la base de los datos que tenemos por ahora— una evidencia positiva de la existencia de contactos transoceánicos precolombinos. La falta de información suficiente sobre el contexto de procedencia de la medalla, las dudas sobre su autenticidad y la ignorancia acerca de su paradero actual dejan abiertas demasiadas posibilidades de equívocos y dificultan en extremo su correcta interpretación.
De hecho, en las últimas décadas tales hallazgos no muy bien documentados han dado lugar a varias situaciones embarazosas. Por ejemplo, Buttrey (1980: 12) menciona «...una moneda romana descubierta recientemente durante las excavaciones de una tubería de agua [en una casa particular en los Estados Unidos]. Mientras que el dueño de la casa llevaba a cabo el trabajo, su vecino, profesor de estudios clásicos,lo hizo más interesante ‘sembrándole’ una moneda romana barata en un lugar donde fácilmente la pudiera encontrar —y la encontró». Andrews y Boggs (1967) describen otra confusión parecida con una figurilla de colmillo de hipopótamo, descubierta cerca de la ciudad de Colón, El Salvador, en «un suelo sin huella de disturbios a casi dos metros de profundidad». No obstante, después de una investigación cuidadosa, el objeto resultó haber sido manufacturado y extraviado a mediados del siglo XIX.
Por otro lado, también existen datos que impiden descartar a la ligera la idea de una posible importación precolombina de la medalla. Entre dichos datos hay dos que merecen una atención particular: (1) El descubrimiento de un asentamiento romano fechado entre los siglos I a.C. y IV d.C. en las islas Canarias (Atoche Peña et al. 1995). Como es bien sabido, alrededor de las islas mencionadas se originan una serie de corrientes marítimas que podían haber arrastrado algún barco antiguo hasta las Antillas o el Golfo de México, como ha sucedido varias veces desde el siglo XVI en adelante (Alcina Franch 1955: 878, 1969: 16-17).
(2) El origen y la cronología de la medalla de Tatatila son muy similares a los de una cabecita de terracota de aparente origen romano, descubierta en una ofrenda funeraria de México central (García Payón 1961, Heine-Geldern 1961). Tanto la hipótesis de importación transatlántica precolombina de la cabecita, como la cronología del siglo II o III d.C., sugerida por su análisis estilístico, se han visto reforzadas por una investigación reciente (Hristov y Genovés 1999, Schaaf y Wagner 2001, Hristov y Genovés 2001); no obstante, las lagunas en la información actual sobre la medalla hacen imposible elegir, objetiva e imparcialmente, entre las diferentes posibilidades de cómo y cuándo pudo haber llegado a México.

Revista Española de Antropología Americana 213
2005, vol. 35, 207-240

miércoles, 13 de mayo de 2015

EL MISTERIO DE LA BIBLIA MALDITA


La Edad Media es una época que, a día de hoy, guarda un halo de oscurantismo favorecido por los escritos que aún se preservan de la época. Precisamente uno de estos truculentos libros es el «Codex Gigas», una gigantesca Biblia cuya autoría se desconoce y que, según cuenta la leyenda, fue escrita por el mismísimo Lucifer. Así lo afirman, al menos, varios medios internacionales como el «Daily Mail», donde también se ha señalado que la historia de esta tétrica y misteriosa obra de arte ha logrado volverse viral en las diferentes redes sociales.
Actualmente, de esta Biblia se sabe que sus gigantes dimensiones (92 × 50,5 × 22 cm) la convierten en el libro medieval más grande hasta la época. A su vez, se sabe que fue elaborada en el SXIII por un único hombre, que pesa 74 kilogramos (lo que hace que deba ser manipulada entre dos personas) y que, a día de hoy, se encuentra en un museo de Estocolmo.
Sin embargo, no se conoce a ciencia cierta quién fue su autor -en sus páginas únicamente se encuentra un tipo de letra- y cómo logró escribir sus 624 páginas sin mostrar ningún signo de fatiga a la hora de escribir cada carácter (algo que han determinado los expertos en base a la excelente caligrafía). Finalmente, también se desconoce por qué aparece dibujado en su interior un gigantesco diablo.
La extraña leyenda
Tan desconcertante es el origen de este libro que cuenta con su propia leyenda. Esta empieza con un monje al que, tras saltarse sus votos, sus compañeros le impusieron el castigo de escribir una gigantesca Biblia para su monasterio en una sola noche.
En caso contrario, sería ajusticiado y bajaría directamente al infierno. Nuestro protagonista comenzó con mucha motivación su tarea pero, al darse cuenta de que era un trabajo imposible, decidió vender su alma a Satanás a cambio de que le ayudase a terminar su objetivo. Lucifer puso una última condición: debía dibujar un gran diablo en las páginas interiores del libro.
Con todo, esto no es más que una leyenda y, lógicamente, los expertos abogan por la teoría de que el «Codex Gigas» fue elaborado por un monje que se recluyó durante un mínimo de 5 años. A su vez, no son pocos los historiadores que apoyan la teoría de que el copista pudo ser castigado a crear este gigantesco libro como penitencia por haber cometido algún pecado.
Con todo, uno de los misterios que no desvelan estas teorías es cómo le fue posible a este monje usar siempre el mismo tipo de tinta en todas sus páginas (cuando era habitual que este fuera cambiando con el paso de las semanas).
A nivel temático, el «Codex Gigas» contiene cinco textos en su interior, a los que se añade la Biblia. El libro comienza con el Antiguo Testamento y es seguido por obras del S.I d.C. elaboradas por el historiador Flavio Josefo. Finalmente, termina con el Antiguo Testamento.
A día de hoy, sus páginas están custodiadas por la Biblioteca Nacional de Estocolmo, lugar desde el que se afirma que el libro pudo ser elaborado en un monasterio benedictino de Bohemia a principios del S.XIII.

http://www.abc.es/cultura/20150512/abci-biblia-maldita-lucifer-codex-201505121425.html

LA PIRAMIDE DEL FASCIO


A la mente sobrevienen las pirámides construidas en tiempos de los faraones en Egipto o en las culturas precolombinas como la maya y la azteca. Pero sí, excepciones las hay y no tan lejanas en el tiempo. En el puerto del Escudo se asienta una grandilocuente pirámide que honra a los soldados italianos que murieron en batalla en la campaña de la toma de Santander. En los más de trescientos nichos, ya no quedan ni los huesos que fueron expatriados hace tres décadas. El Monumento a los Italianos fue mandado construir por Franco.
Noam Chomsky, a sus cortos doce años, escribió una pequeña historia sobre la Guerra Civil Española que más bien, era «un lamento por el surgimiento del fascismo». Benito Mussolini, el 'Duce', envió soldados italianos para ayudar a la victoria de la sublevación militar contra la II República encabezada por el general Franco. En el puerto de El Escudo, una vez superada la cima a 1.011 metros de altitud, se alza una fantasmagórica pirámide, conocida como el Monumento a los Italianos. De aquella ofensiva en 1937 para la toma de Santander ('liberar' según la terminología de los nacionales) fallecieron en combate más de tres centanares de soldados trasalpinos. Franco ordenó levantar en 1939 esta mole donde serían enterrados los súbditos de Mussolini. En los nichos y tumbas ya sólo queda un lúgubre recuerdo, porque a mediados de los 70 fueron repatriados los huesos a Italia.
La pirámide, que se yergue como mudo testimonio de una guerra fraticida, aún no ha sido demolida. Está situada en un descampado, sutilmente rodeado por pinos y circundado por alambre de espino. Varios carteles recuerdan que se trata de un coto privado de caza, por lo que el paso está, en un principio, prohibido. No es necesario acercarse al pie de la construcción para sentir escalofríos por su singularidad y por lo que representa. Sus dimensiones, unos 20 metros de altura, y preguntarse qué hace un monumento así en un lugar como ese o cuál es el significado de la gigantesca letra 'M' que preside el conjunto, convierten a la pirámide en una visión lisérgica de la historia de España. La respuesta la encontrarán aquéllos que se acerquen hasta la estructura y accedan al interior. La imagen es sobrecogedora: ante los ojos del visitante se desplegan 360 nichos, todos vacíos, pertenecientes a otros tantos soldados italianos que, en el verano de 1937, colaboraron con las tropas golpistas de Franco en lo que debía ser la conquista de Santander. En el sótano se localizan otras 12 tumbas, más espaciosas, pertenecientes a los oficiales que también fenecieron en la batalla que tuvo lugar en estos mismos terrenos del puerto de El Escudo. Conocido esto, el significado de la citada 'M' de la pirámide queda al descubierto: es la 'M' de Mussolini, ideólogo del fascismo dentro de Italia, y dictador que durante su mandato estableció un régimen cuyas características fueron el nacionalismo, el militarismo y la lucha contra el comunismo, combinadas con la estricta censura y la propaganda estatal. Mussolini se convirtió en un estrecho aliado de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. El conde Galeazzo Ciano, yerno del dictador y ministros de Exteriores, se acercó a estos parajes aledaños al embalse del Ebro en 1939 para supervisar los entierros de los soldados fascistas italianos. La pirámide fue mandada levantar por Franco dos años antes, en 1937, y en su construcción participaron, como era habitual, prisioneros republicanos. La construcción poliédrica es un vestigio del pasado más cercano, un túmulo que, desprovisto de su significado político, puede parecer una excentricidad de las que pueblan las carreteras de España.
Debido a su valor estratégico en la proximidades del puerto tuvieron lugar significativas acciones militares. La más importante de ellas fue durante la contienda civil, en el que un importante frente republicano de 22 batallones estuvo apostado en las alturas del Escudo para impedir el paso a Cantabria del bando nacional. Tras la caída de Bilbao y de su 'Cinturón de Hierro' y durante la batalla de Santander fuerzas nacionales apoyadas por tres divisiones italianas capturaron la posición el 17 de agosto de 1937 permitiendo el avance hacia Santander, que es tomada nueve días después. Luena fue zona de paso de contingentes militares republicanos hacia las líneas del frente de la zona de Burgos. Además sufrió en su suelo la batalla por el control del puerto de El Escudo en la que la División 23 de Marzo italiana venció a la División 55 Montañesa de Choque. Antes de llegar a la capital cántabra, los italianos alcanzaron la capital municipal, San Miguel de Luena
La intervención de Mussolini en España tuvo un alto precio en vidas humanas. Los muertos italianos pronto se convirtieron en mártires, trofeos de la causa fascista. Sus lugares de reposo fueron, muy pronto, convertidos en 'ambientes de memoria' y presencia fascista en España. Las ceremonias funerarias y los homenajes de agradecimiento por su contribución a la causa de los rebeldes fueron auténticos esfuerzos para mantener viva una memoria de los vencedores, una historia y un recuerdo que era la que le interesaba perdurar y mantener al régimen franquista. Fueron unos espacios en los que se intentó, a través de monumentos, capillas votivas, epitafios, pinturas, cipos, cruces y símbolos fascistas, perpetuar un recuerdo selectivo, el de los vencedores sobre los vencidos, para intentar que nunca cayera en el olvido. El Monumento a los Italianos del puerto de El Escudo, un ejemplo auténticamente paradigmático, se mantiene aún en pie con una 'M' monumental de Mussolini: «¡Creer! ¡Obedecer! ¡Combatir!».

http://www.eldiariomontanes.es/20091206/region/luena/piramide-fascio-20091206.html

EL SILLON DEL DIABLO


El Sillón del Diablo pasaría desapercibido en la sala 14 del Museo de Valladolid, entre el resto del mobiliario del siglo XVI, si no fuera por la leyenda maldita que se sienta sobre él. Hoy una cinta de seda disuade a los visitantes de descansar en él, pero en otro tiempo llegó a estar colgado en un rincón de la sacristía de la Capilla Universitaria, fijado a la pared a una respetable altura y boca abajo, para que nadie cometiera la misma imprudencia que los dos infelices bedeles que aparecieron muertos entre sus brazos.
Así al menos lo contó Saturnino Rivera Manescau en las «Tradiciones Universitarias (Historias y Fantasías)» que publicó en 1948. El investigador y profesor universitario recogió la terrorífica historia que ronda a este sillón frailero, llamado así por ser habitual en ambientes monásticos y religiosos.

La silla habría pertenecido al licenciado Andrés de Proaza, un médico «reputado en su ejercicio profesional como hombre que realizaba notables curaciones» en aquel año de 1550 en el que el cirujano Alfonso Rodríguez de Guevara estableció en Valladolid la primera cátedra de anatomía de España. El prestigioso cirujano granadino impartió durante 20 meses en un aula de la universidad sus lecciones, que incluían la disección y estudio anatómico de cadáveres procedentes del Hospital de Corte y del de la Resurrección.
Andrés de Proaza era uno de los más constantes asistentes a las clases. Se murmuraba que ejercitaba la magia en el sótano de su casa, situada en la calle de Esgueva. Los vecinos aseguraban que por la noche se escuchaban gemidos y que el río, al que daba la trasera de la casa, «llevaba teñidas sus aguas de rojo, como de sangre que en él se hubiera vertido, y se hubiera coagulado en largos filamentos, que flotaban y se perdían en la corriente».
Los rumores aumentaron aún más con la desaparición de un niño en el vecindario. Cuando las autoridades registraron la vivienda, encontraron los restos del pequeño al que el médico «había practicado, en una locura de investigación y de estudio, la disección en vivo, la vivisección, como confesara ante la autoridad», contaba Rivera Manescau.
La maldición del sillón Durante el proceso, el acusado aseguró que no había practicado la hechicería, pero alertó de que tenía un sillón que le había regalado un nigromante de Navarra al que salvó de la persecución que realizó fray Juan de Zumárraga en 1527. Sentándose en esa silla se recibía «luces sobrenaturales para la curación de enfermedades», pero quien se sentara en él tres veces y no fuera médico moriría, así como quien destruyese el sillón.
A Andrés de Proaza lo ahorcaron y sus bienes fueron a parar a un trastero de la universidad. Allí encontró el sillón un bedel, que se lo llevó para descansar durante la larga espera de las clases y a los tres días fue hallado muerto, sentado en él. También el bedel que lo sustituyó siguió su misma suerte a los tres días de haber tomado posesión de su cargo. Fue entonces cuando se recordaron las palabras de Proaza y se acordó colgar la silla en la capilla, de forma que nadie pudiera volver a usarla.
Allí permaneció hasta que fue derribado el antiguo edificio de la Universidad. El Sillón del Diablo pasó a formar parte de las colecciones del Museo Provincial en 1890 y al menos desde 1968 se expone en sus salas «como un exponente más del mobiliario del siglo XVI», según señala Eloísa Wattenberg.
«Es una silla de brazos de roble con asiento y respaldo de cuero trabajados con dibujos, con la particularidad de que es desmontable», describe la directora del museo, que añade: «Tiene dibujos geométricos, pero no hay nada cabalístico en ella».
Aunque Rivera Manescau decía no creer en la leyenda, no aconsejaba a nadie que se sentara en ella. «¡Lo mejor de los dados, es no jugarlos!», decía. Sin embargo, Wattenberg asegura que «hay gente que ha pedido permiso para pasar la noche sentada en el sillón», una petición que, «naturalmente», se les ha denegado. La respuesta hubiera sido la misma si se hubiera tratado de cualquier otra silla, pero ¿habrá salvado el Museo a más de uno? Quien crea en la leyenda seguro que lo piensa.
«La leyenda tiene mucho que ver con la cueva de Salamanca» La leyenda, que debió ser transmitida oralmente en el ambiente universitario hasta que Saturnino Rivera Manescau la fijó en su libro, «tiene mucho que ver con la cueva de Salamanca donde el diablo impartía clases, también sentado», afirma Luis Díaz Viana, antropólogo vallisoletano del CSIC y autor del libro «Leyendas populares de España» (La esfera de los libros, 2008). «Son leyendas universitarias relacionadas con el aprendizaje inmediato y mágico del conocimiento y con la sospecha sobre los aspectos diabólicos del saber», continúa el profesor del Instituto de Lengua Literatura y Antropología, que explica cómo todo el conocimiento que se alzara contra la fe o fuera en paralelo a ella se volvió sospechoso en la Edad Media. «Los propios universitarios eran sospechosos», dice el antropólogo que abordó un estudio sobre «El diablo en la universidad: la tradición erudita de la magia».
Díaz recuerda que hubo un tiempo en el que no era nada fácil distinguir hasta dónde llegaba la magia y hasta dónde el saber. «Estas historias hablan de la pasión por aprender, por saber más, como en el mito de Fausto, por alcanzar ese conocimiento que te puede conceder un atractivo hacia el otro sexo o la juventud. Y en ese deseo se pacta con el diablo, que se caracteriza por haber cruzado líneas que no había que cruzar».
En el caso del sillón vallisoletano se suma el recelo que suscitaban las disecciones, ya que entrar en el cuerpo humano era un tema muy delicado -«¿qué pasaba con el alma?»-, pero tanto en esta leyenda como en la de la cueva de Salamanca, que según Díaz pudo pesar en ella, «lo fundamental es la idea de que tomar un atajo para el saber trae malas consecuencias».
Es posible que existiera Andrés de Proaza, pero en la leyenda «la verdad histórica suele ser absolutamente irrelevante» porque «lo que plantea es algo que podría pasar» y el relato suscita «la reflexión». A juicio de Díaz, es más probable que los rumores a los que se daba vueltas y que pululaban en el boca a boca se adjudicaran a un personaje para hacerlo más verosímil y no que éste diera origen al relato. Una leyenda como la del sillón del diablo, anclada a un personaje, a un sitio y a un objeto concreto, cuenta con éxito seguro. «Está bien inventada», considera.

 http://www.abc.es/cultura/20150507/abci-sillon-diablo-201505051414.html

EL HOMBRE QUE VIVIO 12 AÑOS ENTRE LOBOS


La primera vez que Marcos Rodríguez Pantoja se sentó frente a un plato de sopa no supo qué hacer. Lo miró detenidamente, ahuecó la palma de su mano y la introdujo en él. El contacto con el líquido hirviendo le hizo pegar un salto y el plato acabó hecho trizas en el suelo. Corría el año 1965 y él tenía 19 años, pero hacía más de una década que no se sentaba frente a un ser humano que le ofrecía algo para comer. Venía de pasar 12 años solo en medio de la sierra, con lobos, cabras, serpientes y otros animales como única compañía. "Los animales eran mi familia, mis amigos, todo"
Cuando era pequeño –"yo tendría unos 6 o 7 años", recuerda- su padre, que se había vuelto a casar, lo vendió a un cabrero que se lo llevó a Sierra Morena, un lugar agreste y de difícil acceso en el sur de España, para ayudar a un viejo pastor a cuidar su rebaño.
Al poco tiempo el pastor murió y Marcos se quedó solo. Más asustado de la gente -después de años de maltratos y golpizas que le propinaba su madrastra- que de la soledad del monte, Marcos nunca intentó regresar, hasta que lo encontró la Guardia Civil en el 65 y se lo llevó por la fuerza a Fuencaliente, un pequeño pueblo a los pies de Sierra Morena. Aunque ya han pasado casi 50 años, Marcos todavía recuerda vívidamente su paso por la sierra y el impacto que le produjo el regreso.
En el monte
Para mí aquello era la gloria porque ya no me pegaban palizas Marcos "Al principio yo lo pasé muy mal. No sabía qué comer, le tenía miedo a los animales y al viejo. Pero después nos hicimos amigos y con los bichos también. Y así fue como empecé a sentirme muy bien. ¡Me sentía estupendamente!, le dice Marcos a BBC Mundo. "Para mí aquello era la gloria porque ya no me pegaban palizas", añade. Lo poco que le enseñó el pastor antes de morir fue suficiente para que no pasase hambre. Aprendió a cazar conejos y perdices con trampas hechas de palillos y hojas, y a despellejar a los animales para aprovechar su carne y su piel.
"Para comer me guiaba por los bichos. Lo que comían ellos lo comía yo", cuenta. "Los jabalíes comían unas patatas que estaban enterradas. Las encuentran porque las huelen. Cuando iban a desenterrarlas yo les tiraba una piedra, ellos se escapaban y entonces yo me robaba las patatas". Librado a su suerte, Marcos estableció un vínculo especial con los animales. "Un día me metí en una lobera a jugar con unos cachorritos que vivían allí y me quedé dormido. Cuando desperté, la loba estaba cortando carne de ciervo para los cachorros. Yo traté de quitarle un pedazo, porque también tenía hambre y me pegó un zarpazo", dice imitando el gesto de la loba. "Cuando terminó de alimentar a sus cachorros, me miró y me tiró un trozo de carne. No quería tocarlo porque pensé que me iría a atacar, pero me lo fue acercando con el hocico. Lo cogí, lo comí y ella se me acercó. Pensé que me iba a morder, pero sacó la lengua y me empezó a lamer. Después de eso, ya era uno más de la familia. Íbamos a todos lados juntos", recuerda. Marcos cuenta además que tenía una serpiente como compañera. "Vivía conmigo en la cueva de una mina abandonada. La crié de pequeñita. Le había puesto unas ramitas para hacerle un nido y le daba leche de las cabras. Me seguía a todos lados y me protegía", asegura Marcos. Los jabalíes comían unas patatas que estaban enterradas. Las encuentran porque las huelen. Cuando iban a desenterrarlas yo les tiraba una piedra, ellos se escapaban y entonces yo me robaba las patatas. Marcos ¿Pero nunca te sentías solo?, le pregunto. "Nooooo", dice enfático. "Me sentía un hombre feliz porque tenía todo lo que quería, yo no conocía otra cosa. Yo me sentía solo cuando no sentía a los bichos, porque por la noche siempre hay un bicho que canta”, me cuenta y, acto seguido, se pone a imitar el sonido del ciervo, el zorro, el búho y otros animales que le hacían compañía. Cuando contestaban, "yo me iba a dormir tranquilo porque sabía que no me habían dejado solo". Así, los sonidos y los gruñidos fueron ganándole espacio a las palabras hasta que dejó de hablar. John Ssabunnya Rochom Pngieng: hallada en 2007 en una localidad remota del noroeste de Camboya. Cuando la encontraron andaba desnuda, con el pelo largo y en cuatro patas. Se cree que pudo haber pasado 18 años en la selva. John Ssabunnya (en la foto): vivió desde los dos años en la selva de Uganda, criado por monos. Fue encontrado en 1991 cuando tenía 14 años. A John le gusta cantar y practicar deportes.
Hoy, Marcos habla hasta por los codos. Y quizá sea por su manera de expresarse y porque Marcos es a todas luces un gran contador de cuentos –sabe exactamente cuándo hacer una pausa, cuando un ruido o un golpe seco para aumentar la tensión dramática que de por sí la historia ya tiene- que me pregunto cuán cierta es su historia. ¿Pueden acaso los lobos y los hombres ser "amigos" o las serpientes "fieles protectoras"? "Lo que ocurre es que Marcos no cuenta lo que sucedió, sino lo que él cree que sucedió”, señala Gabriel Janer Manila, escritor y antropólogo de la Universidad de las Islas Baleares, en España, que hizo su tesis sobre el caso de Marcos y 30 años más tarde publicó una novela juvenil sobre su vida. "Pero eso es lo que hacemos todos: presentamos nuestra visión de los hechos", acota. "Cuando Marcos ve una serpiente y le da leche, y luego la serpiente vuelve, él dice que es su amiga. La serpiente no es su 'amiga'. Va porque él le da leche. Él dice 'ella me protege' porque está contando lo que él cree que ha sucedido”. Y esta forma de interpretar los hechos, su imaginación -y su inteligencia-, fue lo que le permitió sobrevivir en la soledad de la sierra, explica el antropólogo. No hay que olvidar tampoco que conocía muy bien el entorno, agrega. "Ya llevaba un adiestramiento en las formas de vida de allí. Vivía con sus padres en pleno bosque. Hacían carbón y le obligaban a recoger bellotas todos los días". Testigos Cómo era Marcos Rodríguez en 1977
Fue gracias a Janer Manila que el caso de Marcos se dio a conocer. Después de toparse con la historia por casualidad se entregó a estudiarla de lleno. Janer Manila escuchó y filmó a Marcos diez años después de que regresara de la sierra. En las grabaciones se ve a un hombre joven describiendo con candidez sus aventuras, aliviado de que por fin alguien quisiera escucharlo. "Mi primera impresión fue de asombro. Era un joven agradable con ganas de comunicarse con la gente, a pesar de sus limitaciones. Había empezado a decepcionarse de las personas y a descubrir que muchas no eran inocentes", recuerda. "Pero al principio, cuando la oí, no me la creía. Pensaba: 'no puede ser'. Pero el relato era tan coherente y tan bien contado, y además, cada vez que volvía a contarlo usaba las mismas palabras. Así que yo me dije 'tengo que verificar todo esto'". Tras finalizar su grabación con Marcos, Janer Manila viajó a los lugares que él le había nombrado y habló con la gente que lo conoció.
Muchos –no todos quisieron hablar por temor a que quedara en evidencia la injusticia que se había cometido contra Marcos- ofrecieron un testimonio clave que le permitió al antropólogo corroborar la veracidad de varias partes de la historia. "Hablé con gente que lo había tratado cuando lo encontraron, con las personas que lo acogieron en su casa, con la empleada que lo bañó por primera vez, con el seminarista que se ocupó de él... Toda esta gente me describía su forma de ser, destacaban su carácter salvaje, su ignorancia del mundo social y su incapacidad para cumplir con ninguna regla en un juego. El relato coincidía con el de Marcos", afirma Janer Manila. "Y cuando lo he visto contar su historia después", dice en referencia a las entrevistas que Marcos dio hace algunos años después del estreno en 2010 de la película "Entrelobos" de Gerardo Olivares, inspirada en su historia, "él no ha cambiado su relato".
¿ES POSIBLE RECUPERARSE? LO QUE DICEN LOS EXPERTOS
Gabriel Janer Manila, antropólogo: "Marcos rompió su vínculo con la sociedad en un momento clave. Un niño necesita recibir los estímulos necesarios para crecer en todos los sentidos, en inteligencia, afectividad, imaginación... Marcos no pudo recibirlos y por eso hay aspectos de su personalidad que están bloqueados a consecuencia de la marginación. Podrá tener unas relaciones sociales mas o menos agradables o ser feliz, pero no se va a recuperar nunca". Héctor Rifá Burrull, psicólogo de la Universidad de Oviedo que trató a la niña salvaje de Camboya: "Depende de cuáles hayan sido las carencias y a qué edad se han producido: no hay un manual de recuperación; en cualquier caso, hace falta promover mucho la comunicación y la mutua empatía, que serán las bases previas de cualquier aprendizaje... y ya solamente este objetivo requiere mucho tiempo y dedicación especializada". Anneliese Dörr, psicóloga de la Universidad de Chile: una persona que ha vivido una experiencia similar a la de Marcos puede reincorporarse "desde su diversidad, pero no desde las expectativas de las sociedad, encontrando un nicho donde se pueda reinsertar. Es decir, no en el mundo competitivo, individualista occidental, sino en un contexto más comunitario que no le exija las destrezas propias del mundo occidental, para el cual no tiene las herramientas necesarias". Marcos describe su regreso a la sociedad como el momento en que más miedo tuvo en su vida. "No sabía para donde tirar, sólo quería escaparme al monte". Cada una de las experiencias que vivió fue traumática: desde su primera visita a la barbería –cuando creyó que el barbero iba a degollarlo con su navaja- hasta las peleas con las monjas de un centro para convalecientes en Madrid donde pasó una temporada, que intentaban hacerlo dormir en una cama, un hábito, que según recuerda Janer Manila, le costó mucho adoptar. "Una vez alquiló un pequeño departamento y me lo mostró. En la habitación donde dormía no tenía ni cama ni muebles, había mantas por todo el suelo y una cantidad desparramada de hojas de revistas y periódicos arrugados, como si hubiese un animal ahí dentro. Cuando vi aquello y le pregunté si no estaría mejor en una cama, me dijo que no". Sin embargo, lo que más alteró a Marcos en un principio fue el barullo de la ciudad. "No podía con tanto ruido. Gente pa' acá, gente pa' allá, ¡como las hormigas! Pero las hormigas siempre van por un carril, y la gente iba de un sitio a otro”. El encuentro con su padre, sin embargo, no le produjo emoción alguna. Cuando la Guardia Civil lo localizó para reconocer a su hijo, el padre, un hombre ya viejo y casi ciego, volvió a encontrarse cara a cara otra vez con Marcos. "Cuando lo vi no sentí nada de nada", recuerda con indiferencia. "Lo único que me preguntó al verme fue: '¿Dónde está tu chaquetilla?', como si todavía pudiese seguir usando la misma ropa que tenía cuando me fui".
Las monjas de Madrid le enseñaron a desenvolverse, me cuenta. Cuando me sacaron de allí lo primero que tendrían que haber hecho es haberme metido en un colegio, enseñarme a hablar, a andar por el mundo. ¿Para qué me hacen hacer la primera comunión y el servicio militar? Marcos "Me enseñaron a comer, me pusieron una tabla en la espalda para caminar derecho porque yo andaba todo torcido de andar por la sierra", explica. Y recuerda también que lo tuvieron que poner en una silla de ruedas porque no podía caminar después de que le cortaron los callos de los pies. Lo que siguió fue un peregrinar de una ciudad a otra por diversos trabajos, más que nada en el sector de la hotelería, y un breve paso por el servicio militar. Por su ingenuidad y su falta de experiencia, muchas veces se aprovecharon de él y terminó viviendo en condiciones de miseria en Málaga. Hasta que la buena suerte y la generosidad de un policía retirado lo llevaron a Rante, un pequeño pueblo cerca de Orense, en Galicia.
Aunque Marcos acepta su realidad sin reproches -a lo largo de nuestra charla repite una y otra vez "lo que hay es lo que hay"- cree que su vida hubiese sido distinta si el Estado hubiese intervenido a tiempo. "Cuando me sacaron de allí lo primero que tendrían que haber hecho es haberme metido en un colegio, enseñarme a hablar, a andar por el mundo. ¿Para qué me hacen hacer la primera comunión y el servicio militar? ¿Para que supiera pegar tiros y matar gente?", dice, y por primera vez su voz denota rabia. En la guarida de Rante En Rante, donde Marcos vive desde hace cerca de 15 años, todos conocen su historia. Su casa es un poco como una guarida. El techo está decorado con huellas de lobos. Su morada es una casa pequeña de techos bajos -que bien podría ser una cueva- atiborrada de recuerdos: fotos, dibujos, una curiosa colección de encendedores y un patio repleto de flores y plantas. En la esquina de la sala hay un piano. Marcos aprendió a tocar de oído y no lo hace nada mal. Cuenta que tuvo alguna que otra novia, pero hoy está solo. Tiene muchos amigos, eso sí, y gente que lo quiere y lo ayuda. Ya no trabaja -cobra una media pensión por un accidente que tuvo cuando trabajaba en la construcción- pero siempre que puede echa una mano en el bar. Marcos es una persona muy buena, un poco infantil pero muy buen chico, se hace querer, siempre está aquí Maite, dueña del bar de Rante "Marcos es una persona muy buena, un poco infantil pero muy buen chico, se hace querer, siempre está aquí", dice Maite, la dueña del bar. Desde que está en Galicia ya no quiere ir a otra parte, aunque alguna que otra vez en algún momento oscuro se le cruzó por la cabeza regresar al monte. "Se me ocurrió muchas veces. Pero ya me había metido en esta vida y vi que había muchas cosas que allá no tenía, como la música o las mujeres. La mujer tira mucho", dice con una sonrisa pícara. "Ahora ya estoy acostumbrado a esto y me quedo acá".

http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/11/131101_marcos_lobos_salvaje_sierra_morena_lp

martes, 5 de mayo de 2015

LAS MISTERIOSAS LUCES DE SAN DIEGO


El canal local de San Diego NBC 7 pudo captar la semana pasada, desde una de sus estaciones, unas luces de colores rojo, azul y verde que parpadeaban en el cielo. Previamente el canal había recibido llamadas de varios residentes en la zona que habían visto esas mismas luces y querían informarse.
El origen de las luces parpadeantes aún no se ha podido confirmar. En un pricipio se pensó que podrían deberse al reflejo de las luces rojas que emite una torre cercana a la zona, pero la frecuencia del parpadeo no concordaba.
Otros testigos descartan que se tratase de un avión o drone. «Eran luces quietas que parpadeaban. Si hubiera sido un un avión o un drone se hubieran movido», explicó uno de los residentes.
Unas luces similares a estas fueron grabadas en febrero y marzo de 2015 en Bakerfield, California, cuando habitantes de la zona vieron unas luces azules brillando de forma extraña en el cielo.
El canal de televisión que logró captar las luces en San Diego contactó con el ejército por si podrían informarles, pero aún no han recibido una respuesta.

http://www.abc.es/internacional/20150505/abci-misteriosas-luces-aterrorizaron-diego-201505051350.html

EL UNIVERSO, UN GIGANTESCO HOLOGRAMA


Desde que nos levantamos hasta que nos metemos en la cama pensamos que el universo que nos rodea es tridimensional. Sin embargo, una nueva investigación realizada por la Universidad de Tecnología de Viena ha desvelado que el espacio podría contar con menos dimensiones de las que, en un principio, se creía. El estudio se basa en el «principio holográfico», el cual afirma que una descripción matemática del universo en realidad requiere una dimensión menos de lo que parece.
Así pues, lo que percibimos como tridimensional podría ser la imagen de dos procesos dimensionales en un enorme horizonte cósmico. No es la primera vez que se baraja esta teoría, pues ya fue propuesta hace menos de dos años por un equipo científico de la Universidad de Ibaraki en Japón y, el siglo pasado, por el físico teórico argentino Juan Maldacena (quien afirmaba que la verdadera acción se desarrollaría en un cosmos más simple y más plano donde no existe la gravedad).
Hasta ahora, el «principio holográfico» sólo se había estudiado en espacios exóticos con curvatura negativa (los cuales son muy diferentes al que presenta nuestro universo). No obstante, los expertos afirman ahora que esta teoría también se sostiene en un espacio-tiempo plano. Así lo ha determinado, en declaraciones recogidas por «ScienceAlert», Max Riegler, de la Tecnológica de Viena.
Hologramas Así pues, y según determinan los expertos, nuestro universo podría funcionar de forma similar a una tarjeta de crédito (cuyo holograma vemos en tres dimensiones, a pesar de contar con dos). Esta teoría coincide con la Maldacena, quien ya señaló en su momento que existía una correspondencia entre las teorías gravitacionales en espacios curvos (llamadas anti-de-sitter) por un lado, y las teorías de campo cuántico en espacios con una dimensión menos por otro.
La investigación explicaba, por lo tanto, que los fenómenos gravitacionales se describen en una teoría con tres dimensiones espaciales, que el comportamiento de las partículas cuánticas se calcula en una teoría con sólo dos dimensiones espaciales, y que los resultados de ambos cálculos se pueden asignar unos sobre otros. Algo que no era aplicable, en principio, a nuestro planeta.
Una teoría ya pensada Sin embargo, Grumiller ha barajado durante años la hipótesis de que esta teoría es aplicable también a nuestro universo (que es plano) y, ahora, su equipo ha publicado una investigación que lo confirma.
«Si la gravedad cuántica en un espacio plano permite una descripción holográfica de una teoría cuántica estándar, entonces debe ser por cantidades físicas, que pueden ser calculadas en ambas teorías, y los resultados deben estar de acuerdo», dice Grumiller. Especialmente una característica clave de la mecánica cuántica -el enredo cuántico- tiene que aparecer en la teoría gravitacional.
Cuando se enredan las partículas cuánticas, no pueden ser descritas individualmente. Forman un único objeto cuántico, incluso si se encuentran muy separadas. No es una medida de la cantidad de enredo en un sistema cuántico, llamada «entropía de entrelazamiento». Junto con otros científicos, Daniel Grumiller logró demostrar que esta entropía del entrelazamiento tiene el mismo valor en la gravedad cuántica plana y en una teoría cuántica de campos de baja dimensión.

http://www.abc.es/ciencia/20150428/abci-universo-holograma-201504281403.html

"RIO" DE MERCURIO LIQUIDO BAJO PIRAMIDE AZTECA


Sergio Gomez, un arqueólogo mexicano que desde hace seis años busca la tumba de un rey bajo la pirámide de Teotihuacan (ubicada en México) se ha topado hace pocas jornadas un extraño «río» de mercurio líquido. Tal y como ha informado el diario «The Guardian», este material ha aparecido en una cámara ubicada en el extremo de un túnel sagrado que permanecía cerrado
desde hace 1.800 años.
El hecho ha sido celebrado con júbilo por el experto, quien considera este curioso descubrimiento como una señal de que su objetivo está cerca. Gómez se suma a la teoría expuesta por varios de sus colegas según la cual las «grandes cantidades» de material podrían ser el preludio del descubrimiento del enterramiento. Y es que, el mercurio hallado bajo la pirámide de Teotihuacan (una de las ciudades más grandes de la época) podría simbolizar un río o un lago bajo la Tierra que habría sido creado en honor del difunto.
De hecho, esta no es la primera vez que se halla mercurio bajo una tumba de la zona (ya había aparecido anteriormente en la región maya, ubicada más al sur). Aunque sí es la primera vez que se encuentra en esta región pre-azteca.
Buscando más profundamente en el complejo, que comprende tres cámaras, Gómez espera encontrar el último lugar de descanso de un rey que ha permanecido oculto hasta ahora. Si este experto está en lo cierto, encontrar la tumba podría ayudar a resolver la incógnita de cómo se gobernaba la ciudad.
Teotihuacan, también conocida como la «morada de los dioses» en lengua azteca náhuatl, fue una de las ciudades más en alza de la época al contar con varias pirámides de piedra y 200.000 habitantes. Con todo, sigue rodeada por multitud de misterios debido a que sus habitantes no dejaron ningún registro escrito o explicación de por qué abandonaron la región mucho antes que los aztecas llegaran al poder en el siglo XIV.
Durante los años en los que el arqueólogo ha estado trabajando en el túnel se han encontrado decenas de miles de artefactos entre los que se destacan esculturas de piedra, joyería fina o conchas marinas gigantes. Sin embargo, la excavación se ha visto ralentizada en los últimos años debido a la humedad extrema y el barro.

http://www.abc.es/cultura/20150427/abci-mercurio-piramide-azteca-201504271404.html