En Junio de 1603, en el suroeste de Francia, más exactamente en la localidad de Burdeos, fue juzgado un joven de unos trece años de edad, de nombre Jean Grenier, acusado de licantropía, de devorar niños y de atacar a una muchacha que cuidaba sus ovejas, la cual se salvó al golpearlo con su cayado. La corte que juzgó y condenó a Jean Grenier escuchó su confesión, en la que admitía haber dado muerte a diversas personas, y en la cual relataba cómo había comenzado su carrera de hombre lobo.
Grenier contó que unos meses atrás un misterioso hombre al que llamó el Señor de los Bosques se le apareció y le ofreció un ungüento con el que, cuando lo usara por las noches, se le permitiría convertirse en hombre lobo. La corte dictaminó que el escurridizo Señor de los Bosques no podría ser otro que el Diablo, ya que por su intercesión y su magia diabólica era que ocurrían esas cosas. Antes de dar por acabado el juicio, los jueces hicieron hincapié en la fisonomía de Jean Grenier, a a la que encontraban, fuera de toda duda, más que sospechosa:
“Aquéllos que poseen la cara de los lobos, como este joven, tienen ojos terroríficos y brillantes, y cometen sus fechorías con la crueldad y rapacidad de los lobos. Matan a los perros, cortan las gargantas de los niños a dentelladas, y gustan del sabor de la carne humana como los lobos. Sus dientes y garras son tan afilados y poderosos como las de los lobos; corren en cuatro patas y suelen cazar en manada cuando están en compañía unos de otros. Este joven confirmó que cuando salía de cacería lo hacía con otro hombre lobo. Nada de esto debe parecer increíble o improbable, ya que sucede por obra el Diablo, quien los ayuda, alienta y los lleva a cometer estos actos.” (Veredicto de la corte de Burdeos sobre el caso de Jean Grenier, Junio de 1603).
¿Era Jean Grenier verdaderamente un hombre lobo culpable de haber entrado en tratos con alguna entidad maligna, o sólo un chivo expiatorio de los numerosos crímenes y desapariciones que estaban sucediendo en el lugar? Un párrafo más de la lectura del veredicto arroja algo de luz sobre qué fue lo que llevó a los jueces a considerarlo culpable y condenarlo a una dura pena:
“Pero lo que realmente muestra que este miserable ha sido entrenado por el Diablo es su habilidad para quitarse la ropa sin destrozarla, lo que muestra que sabía de las operaciones mágicas para entrar en contacto con el Diablo y hacer su voluntad, la que consistía, las más de las veces, en el despedazamiento de criaturas inocentes.“
Los jueces se basan en una evidencia circunstancial pero efectiva: si la metamorfosis ocurre de improviso y sin ser deseada por el acusado, no puede salvar su vestimenta de la furia de la transformación, pero si está avisado de que se avecina, o si puede provocarla él mismo (con el ungüento mencionado, por ejemplo), estamos ante una actitud criminal, que habla de una complicidad con poderes de las tinieblas y que fue tomada en consideración por los jueces como prueba de cargo. Juzgado culpable de licantropía, canibalismo y brujería, se lo encerró ante el alivio de la población, la que pareció recuperar algo de paz.
¿Por qué no fue Jean Grenier ejecutado si los crímenes que pesaban sobre él eran tan graves? La corte mostró algo de piedad al considerar su corta edad (trece años), la posibilidad de que el Diablo lo hubiese tentado como forma de hacer perder el alma de un inocente, y de que los crímenes más crueles hubiesen sido cometidos por hombre lobo más experimentados que habían huido. Fue sentenciado a encierro perpetuo en un convento. Quienes por simple curiosidad iban a visitar su celda notaban que le era más placentero estar en cuatro patas, comer carne cruda y comportarse como un animal que cualquier acto que lo acercara a su esencia humana. No se tienen noticias de Jean Grenier más allá de 1610, pero su misterioso caso prosigue.
http://leyendas.about.com/od/Hombreslobo/a/Un-Caso-De-Licantrop-Ia-Jean-Grenier.htm
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